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¿Qué son los medialabs?

 

 

Desde sus orígenes, en los años ochenta del siglo pasado, el concepto de medialab o laboratorio de medios ha tomado fuerza y diversas perspectivas, vinculadas todas ellas con la creatividad, la innovación, la tecnología, el arte, la cultura digital y la comunicación.

Como señalan los investigadores Inés Ortega y Reinaldo Villar[1], en los últimos años el sufijo lab se ha puesto en boga y remite directamente al concepto de “laboratorio”, un “espacio instituido, acotado, no exento de contradicciones… donde se recurre a una metodología específica en el plano de la producción innovadora, con nuevas herramientas tecnológicas, contenidos interdisciplinares e información en red”.

Así, lo que hoy se conoce como medialab tendría sus raíces en los laboratorios científicos, el laboratorio industrial, de diseño y tecnológico digital. Su modelo, dicen Ortega y Villar, es actualmente depositario de una “variedad y densidad de discursos y proyectos artísticos y también (está) ligado al arte de los nuevos medios”.

Más en internet:

RAMÓN SALAVERRÍA, ACADÉMICO:

Los labs como fórmula de innovación en los medios.

JESÚS FLORES VIVAR, ACADÉMICO: 

Apuntes para la reinvención de los medios.

FRANK MOSS, EX- DIRECTOR DEL MIT MEDIA LAB:



El poder de la libertad creativa: lecciones extraídas del MIT Media

Laboratorios

de medios

Un laboratorio de Química

Foto: Flickr/ Sisib Uchile

Los procesos de fusión entre el arte y las máquinas no son nuevos, nacieron en la Revolución Industrial desde finales del siglo XIX y se complejizaron posteriormente con la incursión de medios como la radio, la fotografía, el cine o el teléfono, con los respectivos cuestionamientos artísticos y de comunicación que aquello suscita hasta nuestros días.

 

El origen del término medialab está también asociado con el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), que acuñó esa definición con la creación de un espacio dedicado a la investigación e innovación en la informática y las comunicaciones, con características propias y diferenciado de los laboratorios convencionales, al cual denominó MIT Media Lab en 1985.

Para llegar a ese punto, sin embargo, conviene mencionar ciertos antecedentes históricos, como la creación del Centro de Estudios Visuales Avanzados (CAVS, por sus siglas en inglés), también impulsado por el MIT desde finales de los años sesenta, y el Centro Mundial de Informática y Recursos Humanos, creado por iniciativa francesa en los años ochenta, aunque cerró por problemas de financiamiento en 1985.

MIT Medialab Center, Estados Unidos

Foto: Flickr/ Jean Baptiste

En la actualidad el concepto de medialab es casi un genérico que se usa para definir espacios con características afines, instaurados en diferentes latitudes del mundo: Europa, Asia, América.

El sufijo lab, asimismo, ha dado lugar a la creación de categorías relacionadas, al menos en cuanto a objetivos, como los “Laboratorios arte-ciencia (Lab Scienceart); Laboratorios vivientes (Living Lab); Laboratorios ciudadanos (City Lab); Laboratorios de fabricación (Maker Lab, Fab Lab); Laboratorios de comida (Food Lab); Laboratorios de activismo (Hacker Labs, o Hacker Spaces); y los Laboratorios temporales de medios (Temporary Media Labs)”, que mencionan Ortega y Villar en su investigación.

Una aproximación cercana, propuesta por los autores citados en esta introducción, vincula a los medialabs con el uso de las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) en un espacio físico determinado, “con una metodología de trabajo grupal e interdisciplinar, con activi­dades y producciones que pueden situarse entre el activismo social y la producción de objetos”.

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[1] ORTEGA, Inés y VILLAR, Reinaldo, El modelo Media Lab: contexto, conceptos y clasificación. Posibilidades de una didáctica artística en el entorno revisado del laboratorio de medios.

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